Geográficamente, la Plaza de Armas es la zona cero de la ciudad de Santiago. Históricamente, también es la zona cero: la plaza fue el lugar elegido por el colonizador español Pedro de Valdivia para fundar Santiago, en 1541. En el momento de su fundación, la plaza sirvió como campo de entrenamiento militar y centro estratégico para el ejército de Valdivia, con el objetivo de colonizar las demás regiones de Chile. Con el tiempo, la plaza se convirtió en un centro administrativo y dio lugar a la vida social colonial. La primera Catedral de Santiago se construyó en 1566, así como el comercio local, llamado hoyuelos. La plaza fue también uno de los campos de batalla entre españoles y mapuche. Los Mapuche, uno de los pueblos originarios de Chile, lucharon y resistieron la colonización, y mucha sangre se derramó durante los más de 200 años de conflicto.
La mayoría de los edificios patrimoniales que rodean la plaza fueron construidos en los siglos XVIII y XIX, como la Catedral Metropolitana de Santiago (reconstruida en 1775), la Municipalidad de Santiago, el Correo Central y el Museo Histórico Nacional, entre otros. Entre las décadas de 1860 y 2000, la plaza experimentó algunas renovaciones importantes y adquirió un estilo europeo con sus jardines, pequeñas arboledas, pérgolas y estatuas. Los edificios que la rodean, sus comercios, sus artistas, músicos y pintores, sus lenguas, sabores y olores forman un gran mosaico que retrata su proceso histórico y su rica diversidad cultural.
En honor al Bicentenario de la Independencia de Chile, en septiembre de 2010, se enterró en la plaza una cápsula con estructura de acero inoxidable y un peso de 200 kilogramos. La cápsula contiene 132 objetos que conservan una parte de la historia de Chile. Entre los objetos se encuentran: sellos, un billete de 20.000 pesos chilenos, un trozo de roca de la mina San José y el audio de los mineros -que fueron enterrados en esta mina- cuando lograron tomar contacto con el exterior por primera vez, la grabación de un video de los pueblos originarios y mensajes en las lenguas aymara, quechua y mapudungun, un libro con el censo de población, realizado en el mismo año, y semillas de especies nativas chilenas. La cápsula también contiene objetos que fueron elegidos por el pueblo chileno a través de votaciones, entre ellos una tarjeta del metro BIP, camisetas de un equipo de fútbol y una foto del terremoto que sacudió al país en el mismo año del Bicentenario. Almacena más de 240 recetas de comidas y bebidas y 7 mil mensajes entre videos y cartas mostrando cómo se vive, qué se siente y cuáles son los sueños de los chilenos. Todos estos objetos fueron elegidos como regalo para las generaciones futuras. La cápsula estará enterrada durante 100 años y se abrirá en 2110, en el 300 aniversario de la Independencia de Chile.
agitado. Multicultural. transversal La línea 5 del metro pasa por debajo de la plaza y se conecta con la línea 3, llevando a miles de personas a sus miles de destinos. En 2019, la plaza ganó un nuevo bulevar gastronómico y un gran cartel con la abreviatura del nombre de la ciudad: STGO. El cartel se ha convertido en un punto de parada para que turistas y visitantes tomen fotografías. La plaza es una puerta de entrada para quienes van al Patronato -un distrito de compras mayoristas- o para quienes van a Vega Central y Mercado Tirso Molina, dos gigantes que abastecen mercados más pequeños y ferias abiertas. También es el camino para quienes quieren llegar al Mercado Central, tradicionalmente conocido por su diversidad de platos elaborados con mariscos y pescados.
